Evidencian nexos con un gobernador audios del chapo en Juárez
Nueva York.- El juicio contra Joaquín Guzmán entra en la recta final y para amarrar los testimonios de los cooperantes protegidos que pasaron por el estrado, la acusación presenta una serie de llamadas telefónicas que revelan la filosofía que seguía El Chapo como principal gestor de la empresa criminal. Se le escucha tratar sobre los sobornos a policías, envíos de droga o la batalla por las plazas con los carteles rivales. Así la fiscalía trata de apuntalar el primer cargo penal, castigado con prisión de por vida.
Los audios corresponden a llamadas que el FBI interceptó accediendo a los servidores del sistema que usaba el cartel de Sinaloa para comunicarse. Las autoridades estadounidenses lograron hacerse así con unas 1.500 conexiones realizadas entre abril de 2011 y enero de 2012. Un centenar de ellas incluyen conversaciones entre El Chapo y su personal de confianza.
Los distintos interlocutores citan en algunas ocasiones su nombre o su alias y siempre se dirigen a él llamándole “señor”. La serie más reveladora es la que corresponde a la conversación con Orso Iván Gastélum, conocido en el mundo criminal como El Cholo Iván, quien hacía a la vez de protector personal y matón de El Chapo. “No seas tan drástico, cabrón”, le aconseja El Chapo Guzmán a El Cholo. “Son los que nos ayudan. Ya los machacastes una vez, ya tienen que hacer caso”, añade, “habla con el director”.
Iván se queja del comportamiento de los agentes y le dice que se limita a seguir sus lecciones. “Nos enseñaste a ser loba, haciéndose el loba”, afirma, “así me gusta a mí”. El Chapo y su guardaespaldas fueron capturados juntos hace justo tres años por las autoridades mexicanas. “No, no, no, no, no, hay que estar tranquilos”, insiste. En otro intercambio en el que llama a la calma a su sicario, Guzmán le pide expresamente que no se mate a gente inocente.
En otra serie de llamadas se escucha a El Chapo hablar con un miembro del cartel llamado Gato. Comentan sobre los sobornos a un nuevo comandante de la policía federal, al que llaman el Yanqui. “¿Está recibiendo el pago mensual?”, pregunta. “Sí”, le responde su interlocutor antes de pasarle el teléfono. Guzmán le pide como “favor especial” que no mueva a unos agentes que trabajan para la “compañía”. “Cuente conmigo”, replica. También habla en una más con otra mujer sobre enviar droga desde Los Ángeles a Ohio.
La calidad de las llamadas es pésima y desordenada, por lo que el jurado tuvo que seguirlas gracias a una transcripción escrita que les facilitó la fiscalía de las conversaciones traducidas del español. La selección sirve, sin embargo, para demostrar que El Chapo estaba perfectamente en control, cuál era su talante al gestionar la organización y el respeto que le mostraba su entorno más próximo.
Hay una conversación también con Mario Núñez Meza, alias M10, el líder de la plaza en Juárez y que fue una figura clave en la guerra contra la organización de los Carrillo Fuentes. Hablan de los contactos que tiene con un gobernador, del que no revelan su nombre. En la sesión de la tarde se presentó, además, un vídeo ya difundido por LiveLeak en el que se ve a El Chapo interrogando a miembros de Los Zetas.
El agente especial Stephen Marston del FBI, que presentó los audios, explicó que accedieron a ellos por tres vías: gracias a la cooperación con las autoridades holandesas, por el registro que se hizo al servidor que almacenaba las llamadas y a que el técnico a cargo de las comunicaciones del cartel en Colombia empezó a trabajar para ellos, lo que permitió tener un acceso remoto en el sistemaEl narco colombiano Jorge Cifuentes ya relató el problema de seguridad que tuvo Joaquín Guzmán en las comunicaciones. Lo atribuyó a algo tan banal como no pagar los derechos para utilizar la tecnología de encriptado. La realidad es que su técnico había dado las llaves del sistema al FBI. Así se interceptó la llamada en la que El Chapo negocia un cargamento de cocaína con las FARC.
Fue el propio Cifuentes el que presentó al técnico a Guzmán, bajo la promesa de que era una persona competente. El narco mexicano, como él mismo relató, era una persona muy cuidadosa con las comunicaciones y tomaba todo tipo de precauciones para evitar las interceptaciones. El agente del FBI explicó que abandonaron ese sistema en el verano de 2012, sin explicar por qué.
Con información de EL PAÍS